Mario Carreño obras destacadas

Serigrafía a color titulada Antillana II

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Serigrafía a color titulada Mesón cubano

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Serigrafía a color titulada Buque manicero

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Serigrafía a color titulada Mujer al atardecer

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Serigrafía a color titulada Antillana

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Serigrafía a color titulada Prelunio en el volcán

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Mario Carreño Morales

Pintor, grabador, muralista y escultor

Mario Carreño fue un influyente pintor cubano-chileno cuya trayectoria artística abarcó diversas corrientes y estilos, consolidándose como una figura clave en la historia del arte latinoamericano del siglo XX. Su obra, marcada por la evolución constante y el compromiso con su entorno, refleja una profunda exploración de la forma, el color y la identidad cultural.

Formación y primeros años

Nacido en La Habana el 24 de mayo de 1913, Mario Carreño demostró desde temprana edad un notable talento artístico, obteniendo su primer reconocimiento a los nueve años. Inició sus estudios en la Academia de San Alejandro en Cuba, pero su búsqueda de una formación más libre lo llevó a Europa en 1932, donde estudió en la Escuela de San Fernando en Madrid. Durante su estancia en España, entabló amistad con el poeta chileno Pablo Neruda. La Guerra Civil Española lo impulsó a trasladarse a México, donde se relacionó con destacados muralistas como Diego Rivera y José Clemente Orozco. Posteriormente, continuó su formación en París en la Academia Julien y, con el estallido de la Segunda Guerra Mundial, se estableció en Nueva York, donde desarrolló una fructífera carrera artística.

Evolución artística y estilo

La obra de Carreño se caracteriza por una constante evolución estilística. Inició con un enfoque figurativo influenciado por el clasicismo de Picasso, transitó por el surrealismo y, en la década de 1950, adoptó un lenguaje abstracto de gran rigor formal. En 1963 incursionó brevemente en el informalismo, para luego desarrollar una pintura que reflejaba su visión apocalíptica del destino humano, influenciada por las tensiones de la Guerra Fría. A partir de 1970, el paisaje del norte de Chile y las figuras femeninas inspiradas en los mascarones de proa de la casa de Isla Negra de Neruda se convirtieron en temas recurrentes en su obra.

Contribuciones en Chile

Carreño visitó Chile por primera vez en 1948 y se estableció definitivamente en el país en 1958. En 1959, junto a artistas como Nemesio Antúnez, fundó la Escuela de Arte de la Pontificia Universidad Católica de Chile, donde ejerció como profesor y subdirector. Obtuvo la ciudadanía chilena en 1969 y fue nombrado Profesor Emérito en 1993. Su influencia en el ámbito académico y artístico chileno fue significativa, contribuyendo al desarrollo y difusión del arte moderno en el país.

Reconocimientos y legado

A lo largo de su carrera, Carreño recibió numerosos premios y distinciones, entre ellos el Premio Internacional Guggenheim en 1956 y el Premio Nacional de Arte de Chile en 1982. Sus obras forman parte de importantes colecciones y museos en América y Europa. En 2013, con motivo del centenario de su nacimiento, se creó en Chile la Fundación Mario Carreño, dedicada a preservar y difundir su legado artístico.

Mario Carreño falleció en Santiago el 20 de diciembre de 1999, dejando una obra rica y diversa que continúa inspirando a nuevas generaciones de artistas.